- Versión en Español -
¡Nuestro patrimonio cultural no tiene límites! Un genio italiano que para creyentes en la reencarnación pudo haber sido el gran Leonardo en otra vida.
Mi experiencia en el predio legado por Guido Buffo fue maravillosa, en primer lugar resulta sorprendente encontrarse con una edificación de esas características en un paisaje serrano de difícil acceso, eso sólo ya predispone a posicionarse en la frontera entre lo real y lo irreal, que en ocasiones es la misma que separa lo evidente de lo desconocido.
Allí me llevó Karina Rodríguez, integrante de la Comisión Directiva de la Fundación Guido Buffo, quien me dio muchas pautas, las que pudo, porque en la pasión que le ponía a su relato, pude adivinar que había muchas que no tuvo tiempo de explicarme o que ella misma aún no comprendía.
En una capilla con una torre que apunta al cielo, cuelgan tres péndulos que auscultan permanentemente el subsuelo y toda esa información se concentra en una capilla con forma de ojo o de cavidad craneal que guarda todos esos misterios.
En el centro del edificio, el cielo dibujado en el suelo con todos sus astros, y como afirmando que todo ese mecanismo astronómico hubiese sido creado para contener una sola perla llamada planeta Tierra, todas las constelaciones yacen a los pies de un altar de naturaleza viviente, sobre el que reina una Cruz formidable y creadora.
Grabadas en las paredes, como impresiones que hubiesen quedado para siempre en la retina de ese gran ojo suyo, el retrato de sus amores, sublimes, juegan con las luces que como el amor, se presenta en efímeros destellos que invaden e iluminan todo lo que hay de bello en nuestro interior, y así como llegan y movidos por las mismas fuerzas, se retiran según lo determina el constante movimiento de la creación.
El lugar en sí es una obra de arte plagada de pistas para observar todo y la nada, la luz y la oscuridad, lo conocido y lo oculto, lo pasivo y lo activo, el ying y el yang, y todas las fuerzas opuestas que generan la energía universal.
Hay un solo puesto que no recuerdo haber percibido, el bien y el mal, todo lo que observé, al menos en mi cosmovisión, pertenece al bien. Quizás el mal se haya exorcizado en el triste final de Guido Buffo, su tragedia familiar y el incomprensible abandono. Otro misterio.
Si se observa con atención el grupo arquitectónico, lo que contiene y su disposición en el predio, nada de lo que pueda suceder en torno al mismo puede resultar extraño. Es razonable que en un espacio único sucedan acontecimientos únicos y que un lugar diseñado para conectarse con el mundo, refleje y transmita efectos desde y hacia lejanas geografías.
Todo está para descubrir, el tesoro corresponde a una herencia vacante, quienes se acerquen con curiosidad, respeto y ganas de aprender serán sus auténticos herederos.
- English version -
Our cultural heritage has no limits! An Italian genius who for believers could have been the great Leonardo in another life.
My experience in the property of Guido Buffo was wonderful. In the first place, it's surprising to find a building of these characteristics in a mountain landscape with difficult access, that only predisposes to position itself on the border between the real and the unreal, which is sometimes it´s the same that separates the obvious from the unknown.
Karina Rodríguez, a member of Guido Buffo´s Foundation, board of directors, took me there. She gave me many guidelines, as many as she could, because with the passion she put into her story, I could guess that there were many that she didn't have time to explain to me or that even she herself did not understand.
In a chapel with a tower that points to the sky, hang three pendulums that permanently monitor the subsoil and all this information is concentrated in a chapel shaped like an eye or a cranial cavity that holds all these mysteries.
In the center of the building, the sky drawn on the ground with all its stars, and as if affirming that all this astronomical mechanism had been created to contain a single pearl called planet Earth, all the constellations lie at the foot of an altar of living nature; over which a formidable and creative Cross reigns.
Recorded on the walls, like impressions that would have remained forever on the retina of that great eye of his, the portrait of his loves, sublime, play with the lights that, like love, appear in ephemeral flashes that invade and illuminate everything that there´s beauty within us, and just as they arrive and moved by the same forces, they withdraw as determined by the constant movement of creation.
The place is a work of art, full of clues to observe everything and nothing, light and darkness, the known and the hidden, the passive and the active, the yin and the yang, and all the opposing forces that generate universal energy.
There is only one opposite that I don't remember having perceived: good and evil. Everything I observed, at least in my worldview, belongs to good. Perhaps evil has been exorcised in Guido Buffo's sad ending, his family tragedy, and incomprehensible abandonment. Another mystery.
If the architectural group is carefully observed, what it contains and its arrangement on the property, nothing that may happen around it can be strange. It is reasonable that unique events take place in a single space and that a place designed to connect with the world reflects and transmits effects from and to distant geographies.
Everything is for discovery, the treasure corresponds to a vacant inheritance, those who approach it with curiosity, respect and desire to learn, will be its true heirs.
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